IE Monseñor Gerardo Valencia Cano

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la portada

La escuela la Portada fue construida en un terreno que inicialmente pertenecía a Empresas Públicas de Medellín y fue adquirido por el Municipio de Medellín por gestión de la comunidad, más específicamente por la junta de Acción Comunal del barrio la Portada. En este terreno la comunidad pensó construir un centro de salud, una iglesia o una escuela, dada la necesidad primordial de educación, se decidió por la última. Fue entonces como el Municipio de Medellín a través de la dependencia de Recursos Físicos, comenzó la construcción de la escuela en el terreno mencionado.

En sus comienzos esta construcción tuvo muchos contratiempos y detractores, entre los cuales se cuenta a la jefe de núcleo del momento, ya que aducía que el sector y punto en específico representaba un peligro para los niños, pues se encuentra al pie de una vía de rápido tránsito vehicular, hoy, 19 años después, no ha habido ningún hecho que lamentar por este factor. A pesar de que en sus inicios se tuvo que parar la construcción durante medio año, por supuesta amenaza que un grupo de individuos de delincuencia común formularon sobre el constructor del momento, la escuela se terminó de construir en el año de 1997, después de dos años y medio a pesar de las dificultades y de que algunos vecinos de mala voluntad se dedicaron a la sustracción de materiales al ver que la obra estaba prácticamente abandonada.

Durante el tiempo en que estuvo suspendida la construcción por la supuesta amenaza sobre el constructor, fueron nombrados los educadores de carrera docente Surelly Izasa, Gloria Rosmira Lopera Restrepo, César Augusto Carmona Díaz y Diego Aristóbulo Bustamante por parte del municipio de Medellín, para atender las necesidades de la comunidad y hacer presencia frente a la obra para darle continuidad el proyecto de creación de una escuela.

Cómo el espacio que posteriormente se convertiría en lo que hoy es la escuela no contaba con el más mínimo servicio básico (agua, luz, alcantarillado, teléfono), y la planta física apenas contaba con dos aulas a medio terminar, los educadores César Augusto Carmona y Diego Bustamante, aceptaron la propuesta de trabajar en un aula del barrio el Diamante, perteneciente a la Junta de acción Comunal de dicho barrio, mientras se terminaba la construcción de la escuela. Fue así como estos dos educadores se dieron a la tarea de lavar y acondicionar el espacio prestado para dar inicio a las labores escolares; sin embargo, al ver que las condiciones del nuevo lugar eran iguales o peores que las presentadas en la escuela en construcción, el grupo de docentes elevó ante la secretaría de Educación Municipal, la solicitud de permitir el uso del espacio en construcción y cuya obra estaba detenida, con el fin de crear en la comunidad sentido de pertenencia y empezar a echar raíces en algo que había sido pensado para su beneficio, utilidad y servicio. De esta manera, se comprometió a los vecinos a prestar los baños de sus casas para suplir las necesidades y urgencias de los niños, de igual manera se crearon compromisos para estar atentos a informar a las autoridades sobre cualquier anomalía que se presentara en la obra. Los compromisos fueron redactados en calidad de memorando, librando de cualquier responsabilidad al Municipio de Medellín.

Las primeras clases bajo estas precarias condiciones y con los compromisos acordados por la comunidad, se iniciaron el 4 de marzo de 1996 con 60 alumnos ubicados en los grados primero a cuarto, en las jornadas mañana y tarde en un horario o jornada de emergencia, se trabajó sin ningún tipo de mobiliario durante las 3 primeras semanas, luego se recibieron con gran alegría las sillas y casi dos meses más tarde las mesas bipersonales.

Todo el año 1996 se trabajó en las más precarias condiciones, en la ausencia de cualquiera de los servicios sanitarios, pero con el convencimiento de que vendrían tiempos mejores.

A comienzos de 1997, el municipio reinicio la construcción de la obra, gracias a las constantes solicitudes y peticiones de profesores, padres de familia y niños, de igual manera en los primeros meses del año fueron nombrados tres nuevos docentes y una Directora, Ludin del Carmen Restrepo Bustamante, quien lideró con alma y vida las gestiones necesarias ante la Secretaría de Educación para que se diera celeridad en la ejecución de la obra, logrando así que para mediados del mismo año 1997, la obra fuera concluida y dispuesta para ser inaugurada oficialmente el día 12 de agosto, bajo la administración del doctor Luís Pérez Gutiérrez, Alcalde del Municipio de Medellín, quien se destacó por su apoyo y gestión para la conclusión de la planta física y adecuada dotación de la misma. Con la vinculación de los nuevos docentes, la escuela empezó a dar pasos firmes hacia el progreso bajo el lema de “Autonomía y Respeto”, y a lo largo de estos 19 años se ha ido consolidando como ejemplo de compromiso frente al objeto social para la cual fue creada, impartir procesos de educación con calidad para los habitantes y la comunidad de Robledo.

La comunidad sobre la cual tiene su radio de acción la Institución Educativa Monseñor Gerardo Valencia Cano Sección la Portada, está conformada en su mayoría por familias pertenecientes a los estratos 1, 2 y 3 y Sisbén 1, 2 y 3, cuyos ingresos son escasos para cubrir las necesidades básicas, subsistiendo en condiciones muy limitadas.

Los ingresos por familia están entre uno y dos salarios mínimos, son muy pocas las familias que perciben ingresos superiores a dos salarios mínimos.

La mayoría de la población cuenta con vivienda propia, la cual pertenece a vivienda de interés social, un segundo sector de la población paga arriendo y una mínima parte habita en vivienda prestada. Una parte de las familias de esta comunidad obtiene su sustento del comercio informal con ventas en puestos ambulantes y aseo doméstico por días en casas de familia.

Otra mínima parte de la población se encuentra vinculada a algunas industrias privadas de la ciudad de Medellín y sus municipios vecinos. Algunos padres de familia trabajan en el sector del transporte, unos de manera particular y otros vinculados a la empresa de transportes Palenque Robledal.

La mayoría de madres de familia se desempeñan como amas de casa. En algunos casos, las madres son cabeza de familia y derivan su sustento como empleadas de oficios varios, otra parte de las madres cabeza de familia se desempeñan como operarias, vendedoras o cajeras.

En la gran mayoría de familias, los recursos obtenidos por la cabeza de la familia (padre, madre o ambos) no son suficientes para el cubrimiento de las necesidades del grupo familiar, siendo así necesaria la supresión de necesidades como la recreación en algunos casos.

Debido a la imposibilidad de crecimiento en la planta física de la escuela la Portada para ofrecer el ciclo completo de educación básica y media, fue agregada al Colegio Monseñor Gerardo Valencia Cano, siendo conocida hoy como “INSTITUCIÓN EDUCATIVA MONSEÑOR GERARDO VALENCIA CANO SECCIÓN LA PORTADA”, la sección la Portada al ser adoptada por una Institución mayor adopta todo el soporte legal de la nueva figura y su respectivo gobierno escolar, y la directora ha asumido la función de coordinadora de Sección, pero conserva autonomía en el desarrollo de proyectos educativos, dada la diferencia de los grupos humanos de ambas comunidades.

Los doce docentes que acompañan y lideran los procesos formativos en la sección La Portada poseen título de licenciatura en educación, especialización en educación, además de que la coordinadora y uno de los docentes cuentan con formación de maestría en educación. La Institución Educativa Monseñor Gerardo Valencia Cano Sección La Portada ofrece los niveles de transición y básica primaria, divididos en dos jornadas, atendiendo en total a una población de 510 estudiantes.

Desde su origen, La Portada ha liderado procesos de transformación, a través de los diferentes proyectos pedagógicos y se ha destacado en el sector por el compromiso y acompañamiento de sus docentes en el mejoramiento de la calidad de la educación, ello se ha evidenciado en el buen desempeño de los egresados en las instituciones en las cuales han continuado el ciclo de formación y por los buenos resultados obtenidos en las diferentes pruebas censales para medir la calidad de la educación.