IE Monseñor Gerardo Valencia Cano

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El pasado Jueves 8 de marzo de 2018 marcó un cambio absolutamente desgarrador en la historia de nuestra escuela, historia que hasta ese día había estado compuesta de innumerables momentos de alegría, llena y enriquecida con la entrega y dedicación de cada una de las personas que hacemos parte de esta comunidad educativa.

En esa historia, durante 22 años, hemos vivido con gran intensidad nuestras clases, las reflexiones de los lunes, las actividades de cada uno de los proyectos que mueven la dinámica de la Institución, la realización de actos cívicos y culturales, muchos de ellos en el marco de nuestras fiestas portadistas.

En cada uno de esos momentos nuestros alumnos han sido los principales protagonistas, hemos presenciado un derroche de alegría, de arte, de talento, así como la expresión clara de los valores inculcados día a día por familias y educadores.

Cada vez que estos eventos se han dado en la institución, han tenido como motor y guía a muchas familias, pero indiscutiblemente, estas acciones se han logrado gracias al trabajo esforzado de cada uno de los educadores, a su creatividad y entrega, a su capacidad para combinar el crecimiento académico de sus alumnos con el desarrollo de talentos y capacidades en los mismos.

Son ellos quienes día a día, han privilegiado su trabajo por los niños para ayudarlos a alcanzar sus mejores logros, aún a costa de perder muchos momentos de vida con sus propias familias.

Sin embargo, este 8 de marzo, todo cambió, lo impensable ocurrió…

Tres educadores, tres excelentes educadores de nuestra escuela fueron amenazados y obligados a retirarse: Gabriela, Aracelly y César. Tres educadores que durante años y años dedicaron su vida y su amor al trabajo con los niños; tres educadores que le apostaron a este trabajo con la esperanza de ayudar a formar mejores ciudadanos para nuestro país y que aún no entienden cómo tanto trabajo y dedicación se vieron recompensados con un acto tan desesperanzador.

Hoy, considero imprescindible dedicarles mis humildes palabras, que quizá no logren manifestar en su justa medida, lo que representan nuestros compañeros, pero que intentarán hacer un merecido reconocimiento a su trabajo.

Gabriela

fue siempre, desde que llegó a nuestra escuela, hace 20 años, una maestra excelente, dedicada a sus alumnos, exigente con ellos, tanto en lo académico como en lo disciplinario, siempre humana y alegre, responsable y segura. Lideró proyectos culturales que se vieron reflejados en muchas actividades de fiestas y de días culturales realizados en varios años. Fue nuestro apoyo en el manejo del sonido en las diversas actividades institucionales.

Siempre sincera y directa, fue una excelente compañera y amiga.

Con su alegría y sentido del humor contagió nuestras reuniones y nos ayudó a ver la vida con optimismo.


Aracelly

fue una gran maestra, que no solo se preocupó por el crecimiento intelectual de sus alumnos, sino que los amó y cuidó, preocupándose por ellos, por sus sentimientos y por su salud.

Lideró e impulsó el proyecto de Lógica matemática logrando la consecución de materiales que siguen apoyando este proceso en todos los grupos.

Fue una compañera muy especial, a quien todos admiramos y queremos, a quien buscamos por un consejo, por una opinión. Siempre calmada, mesurada en sus apreciaciones, nos dio ejemplo de responsabilidad, de prudencia, de disciplina, de orden. Una mujer muy sensible y detallista que dio siempre muestras de conocer muy bien a cada compañero de trabajo y de ser para cada uno, la mejor compañera en el momento que la necesitaran. Durante 15 años nos brindó su compañía y apoyo


Cesar

un docente que encierra en su ser de maestro, todas las características de un líder. Se esforzó y lucho por hacer de sus estudiantes personas críticas y analíticas respaldadas por el hábito de una lectura comprensiva.

Fue maestro de nuestra escuela durante 22 años, haciendo parte del equipo fundador que logró dar a nuestra institución las primeras bases para su funcionamiento.

Impulsó el proyecto de lectura con actividades como el préstamo diario de libros en la sala de lectura con el apoyo de los alumnos del grado quinto, la lectura del cuento todos los lunes en ambas jornadas, actividad que se convirtió en una de las favoritas para los estudiantes, los concursos de oratoria y de ortografía que se realizaron durante muchos años y la celebración del Día del Idioma, que cada año nos sorprendía con actividades muy dinámicas y agradables para los alumnos.

Fue nuestro maestro de ceremonias y animador en la mayoría de las fiestas, días portadistas y muchas otras actividades culturales de la escuela.

Como compañero fue siempre atento, detallista y cariñoso. Presto para ayudar a quien lo necesitara. Se convirtió en un apoyo para todas sus compañeras. Ese hombre maravilloso que nos trató siempre con respeto y nos hizo sentir especiales.



Nuestros tres compañeros son personas íntegras y excelentes profesionales. Siempre hicieron mucho más de lo que se esperaba de ellos. Sacrificaron mucho tiempo y esfuerzo de su vida personal para contribuir a los logros de nuestra institución.

Por eso hoy, alzo mi voz en mi nombre y en el de mis compañeras, para hacer este reconocimiento a su labor y sobre todo para darles las gracias, gracias por todo lo que nos aportaron como maestros y como amigos.

Definitivamente, su partida, representa una gran pérdida para nuestra institución.

Han pasado ya dos meses desde que se fueron, ellos han iniciado una nueva historia en lugares de trabajo diferentes, están luchando por superar su dolor y por adaptarse a los cambios que este hecho generó en sus vidas.

Frente a esto solo puedo decir que las instituciones donde llegaron, fueron las que ganaron al recibir tal calidad de docentes.

Quienes continuamos en la Institución, hemos vuelto a las actividades, a nuestro trabajo, sabiendo que en nuestras manos está la responsabilidad de seguir trabajando y luchando por ayudar en la formación académica y personal de nuestros alumnos, sabemos que lo haremos, y lo haremos bien.

Sin embargo, para nosotras sus compañeras y amigas, aún no queda claro cómo haremos para superar la tristeza, la decepción y el dolor de saber que ya no regresarán. Esperamos que con el tiempo y sabiéndolos a ellos bien, podamos lograrlo.

Aún así, en nuestro corazón y en nuestra mente, siempre quedará el recuerdo de esta dolorosa despedida… despedida que solo será en el ámbito laboral; ellos estarán siempre en nuestras vidas, porque más que compañeros de trabajo, hemos sido amigos y hermanos, hemos sido una familia… y esa, siempre estará ahí, para nosotras y para ellos.

Gabriela, Aracelly y César: los queremos mucho.

Gloria Lopera

Junio 4 de 2018